Descubrir cómo “Las emociones mueven a las personas, les proporcionan vigor y placer de vivir. Pero también pueden asaltarnos y dominarnos de tal manera que nos hagan sufrir y pueden desencadenar conflictos y heridas anímicas” A.Grün.

• ¿De dónde provienen las emociones?
• ¿Para qué sirven?
• ¿Cómo podemos gestionarlas/transformarlas?

“Hasta que hagas consciente lo que llevas en tu inconsciente, este último dirigirá tu vida y tú le llamarás destino”.

C. Jung

• ¿Por qué las heridas de Jesús nos han curado?
• ¿Cuáles son mis heridas, cómo lo que me ha sucedido en la vida puede sanarme a mí y a los demás?

“Al hilo de las reflexiones de Carl Jung, diríamos que el autoconocimiento tiene como uno de sus objetivos fundamentales la integración de la propia sombra. La sombra constituye, en lenguaje metafórico, un oscuro tesoro compuesto por los elementos infantiles del propio ser, los apegos, los síntomas neuróticos y los talentos no desarrollados, los sentimientos difícilmente aceptados, los límites y zonas oscuras que, a primera vista, repugnan a la buena imagen que queremos tener y dar de nosotros mismos, los traumas experimentados en la propia biografía, los problemas sin resolver…”

J.C.Bermejo

• ¿Cuál es esa parte de mi de la que nadie sabe?, esa es la parte de nuestro ser que necesita ser conocida, reconocida y amada.
• ¿Cómo puedo reconocerla?
• ¿Cómo puedo acercarme a ella?

“La vivencia del amor se hace más fuerte y auténtica cuando pasa por el reconocimiento y la aceptación de quien se es, con las virtudes y defectos, con las caídas y levantadas, con los errores y los aciertos, [y sobre todo con la aceptación de las heridas propias y heredadas]; la identidad más genuina del ser humano reside en su filiación con Dios, su unidad con él. Es el amor de Dios el que lo crea y lo sustenta, no son los actos, ni las circunstancias, ni la capacidad del hombre lo que lo hace digno de su amor. San Pablo lo expresa “ ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor” (Ro 8,39).”

L.D. Chaparro

Llegar a ser lo que ya somos es un proceso de integración y trascendencia, pero, ¿cómo? ¿hay algún derrotero que nos pueda guiar en el proceso?

“Del mismo modo que el silencio no es mutismo, hay que saber que en la mística se distingue la oscuridad espesa y caótica de los inicios de la tiniebla que, en verdad, es un exceso de luz. La primera oscuridad es arcaica y regresiva; la segunda, progresiva y creadora. De lo que se trata es de la tiniebla superluminosa de Dionisio el Areopagita o de la Nube del No-saber del anónimo inglés del siglo XIV.”

J.Melloni

Cerrando el curso abordaremos la cuestión clave de la práctica meditativa, porque hacer silencio es adentrarse en lo que no conocemos. Silencio de nuestras ideas, palabras y acciones para que surjan regeneradas. Silencio sobre Dios, sobre nosotros mismos, sobre los demás y sobre la realidad.